Se nos enseña a evita cualquier bebida , droga, sustancia química o práctica peligrosa que se utilice con el fin de provocar una sensación o estado de euforia que puedan dañar tu cuerpo o tu mente. Algunos ejemplos son la marihuana, las drogas duras, el abuso de los medicamentos que se pueden comprar con receta o sin ella, y las sustancias químicas domésticas. El uso de esas sustancias puede llevar a la adicción y destruir la mente y el cuerpo.
Como bien sabemos, las adicciones dañan nuestro bienestar físico, mental, emocional y espiritual; deterioran las relaciones con la familia y los amigos, disminuyen nuestros sentimientos de autoestima y limitan nuestra capacidad para tomar decisiones por nosotros mismos(as). Si estás luchando contra cualquier tipo de adicción, busca hoy mismo la ayuda de tus padres y de tu obispo.
Debes comprender que hay algo de colosal importancia para justificar las restricciones impuestas por la Palabra de Sabiduría. (
El Élder Russell M. Nelson mencionó:
“De un simple experimento considerado inofensivo, puede desencadenarse un serio vicio. De las pruebas emergen los hábitos; de los hábitos sale la dependencia; de la dependencia resulta la adicción. Sus cadenas pesan sobre la persona en forma gradual.”
Como miembros de la Iglesia estamos acostumbrados a evitar lo que es bien reconocido como dañino para nuestro cuerpo, sin embargo, en algunas situaciones aún los miembros de la Iglesia, sabiendo las consecuencias de las decisiones (o ignorándolas) deciden involucrarse con estas sustancias, quizá por presión social, por probar, por no entender la doctrina o por cualquier otra razón, lo cual los conduce a un terreno desconocido, donde no tienen la compañía constante del Espíritu y los hace más vulnerables aún a continuar pecando, ya sea con la adicción o en otras situaciones de su vida. Si eres uno de ellos deja te digo lo que el élder M. Russell Ballard dijo alguna vez, “Hay esperanza para los adictos, y esta esperanza llega mediante la expiación del Señor Jesucristo”. Así es, aún hay esperanza, con un arrepentimiento sincero y al estar dispuestos a llevar a cabo las acciones necesarias para dejar tu adicción; tales cosas te ayudarán para mejorar tu condición espiritual.
La drogodependencia, alcoholismo, adicción a la pornografía, trastornos de la alimentación, codependencia, etc., pueden ser medios por los cuales satanás nos atrape. Él nos conoce, y conoce nuestras debilidades, y se aprovecha de ello para hundirnos en la adicción, donde nosotros no podemos controlarnos a nosotros mismos. Sin embargo, Jesucristo también nos conoce, y Él nos ha prometido fortaleza ante nuestras debilidades, dijo:
“y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos”
Nuestro Padre Celestial y Jesucristo desean que seamos capaces en todo tiempo de dirigirnos a nosotros mismos, que seamos conscientes y tengamos autocontrol, desean que seamos libres; a diferencia de satanás que desea atarnos a su dominio, que es injusto, darnos infelicidad y miseria alejándonos de nuestras capacidades físicas, mentales y espirituales y por ende desgastando nuestra oportunidad que tenemos de estar en esta tierra y progresar.
La Iglesia ha creado un programa de 12 pasos para superar las adicciones, para más informes puedes preguntar a tu obispo y también consultar en la página oficial, dando clic AQUÍ
A medida que los participantes estudian y ejercen la sinceridad, la confianza en Dios, la humildad y los demás principios del programa, ellos encuentran esperanza, se acercan más a Cristo y permiten que Su Expiación surta efecto en sus vidas.
Las reuniones de recuperación se llevan a cabo en capillas SUD alrededor del mundo, y también en prisiones y cárceles. Las reuniones son gratuitas, sólo se usan los nombres de pila, no se permite interrumpir, y se espera amabilidad por parte de todos.
Cada reunión, que dura de 60 a 90 minutos, incluye una parte en la que cada participante se presenta y habla unos tres a cinco minutos sobre un paso en particular, el cual cambia en cada reunión.
“Las reuniones de recuperación de adicciones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ayudan a aquellos que desean recuperarse de las adicciones. También damos la bienvenida a los familiares y amigos que puedan estar afectados por la adicción de otro. Somos un grupo de hermanos y hermanas que compartimos nuestra experiencia, fe y esperanza, al estudiar y aplicar los principios del Evangelio, según éstos se correlacionan con los 12 pasos de recuperación. Nuestras reuniones brindan un lugar seguro para que se pueda compartir con sinceridad, porque nos adherimos a los principios de confidencialidad y anonimato, y utilizamos un lenguaje y conducta adecuados para invitar al Espíritu a que esté con nosotros. A medida que ponemos en práctica estos 12 pasos en nuestras propias vidas, recibimos el poder por medio de la Expiación de Jesucristo de superar la adicción y recibir todas las bendiciones del Evangelio. Los familiares y amigos que practican estos mismos 12 pasos también encontrarán esperanza y curación para ellos mismos”.
“Todas estas malas decisiones que han tomado verdaderamente comprometen su habilidad de amarse a sí mismos y de creer que alguien más los puede amar ”, dijo el Dr. Erwin. “Es casi como si el Salvador extendiera Sus brazos y ellos sintieran Su amor y aceptación. … Gradualmente empiezan a sentir y experimentar que incluso ellos son hijos de Dios”.
Aquellos que luchan con la adicción no son los únicos que pueden experimentar un cambio de corazón. A medida que la familia y los amigos que apoyan asisten a las reuniones de recuperación y aplican los 12 pasos en sus propias vidas, ellos pueden descubrir el poder de la Expiación de curar sus propios sentimientos de enojo, culpa y duelo.
El Dr. Erwin define la adicción como “un estado espiritual en el que el albedrío queda restringido o se pierde”. “Los 12 pasos son simplemente los principios del Evangelio aplicados a la adicción, los cuales ayudarán a la gente a recobrar su albedrío. A medida que las personas que luchan con la adicción atraviesan este proceso, en esencia están siguiendo al Salvador en Su camino y [experimentando] el poder de la Expiación al nacer de nuevo y ser limpio.
El milagro más grande es ver a la gente liberarse de la atadura de la adicción, pueden volver a decidir, ver ese milagro del poder limpiador y santificador de la Expiación es algo milagroso.”
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Sin embargo en esta oca