El tener pruebas con nuestra fe es un desafío que todos afrontamos. Por dónde empezar:

1. Comienza con lo que sabes.

Jovencita con equipo para escalar

¿Cuáles son las verdades del Evangelio que conoces y en las que crees? Piensa en las experiencias que has tenido y que te han ayudado a obtener y sustentar ese conocimiento. Apóyate en esa verdad que has recibido hasta el momento y continúa edificando desde allí. Como el élder Holland dijo: “Aférrense al conocimiento que ya tienen y manténganse firmes hasta que reciban más conocimiento” (“Creo”, Liahona, mayo de 2013, pág. 94).

2. Establece cuál es la doctrina a la que tu pregunta está relacionada.

Básicamente, las dudas que has relacionado a una doctrina o doctrinas en específico. Descubre la doctrina que se relaciona a tu pregunta al buscar en las Escrituras y en las palabras de los profetas. Una vez que hayas identificado la doctrina que te preocupa, podrás obtener más conocimiento sobre ella, la cual te proporcionará en definitiva una mejor respuesta a tu pregunta.

Jovencita escala una roca

3. Considera la perspectiva general.

Detente por un momento e intenta considerar las circunstancias que rodean al asunto con el que estás batallando y discierne la pregunta desde la perspectiva del plan eterno de felicidad de Dios.
“¿Por qué andaría alguien por la vida conformándose con la luz de la vela de su propio entendimiento si, al acudir a nuestro Padre Celestial, podría sentir el sol brillante del conocimiento espiritual que le expandiría la mente con sabiduría y llenaría su alma de gozo?” (Dieter F. Uchtdorf, “No temas, cree solamente”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 78).

4. Habla con tus padres o un líder en el cual confías.

Lleva cualquier pregunta o duda que tengas a la persona que te escuchará y te ayudará a encontrar respuestas. Tal vez ella tenga el conocimiento de la doctrina con la que estás batallando o te dé una pauta de dónde puedes empezar a buscar respuestas.
“Oren para elegir consejeros que se interesen sinceramente en su bienestar espiritual; tengan cuidado de buscar consejos de sus amigos; si quieren más de lo que tienen ahora, búsquenlo en alguien que esté en un nivel superior, ¡no a su misma altura!” (Robert D. Hales, “Cómo enfrentar los desafíos del mundo actual”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 46).

5. Invita al Espíritu y sé sincero.

Puedes hacerlo al prepararte espiritualmente con el estudio de las Escrituras, la oración y la meditación. En ese estado de meditación y reflexión profundo acerca de las cosas sagradas, el Espíritu Santo tiene más facilidad para susurrar a nuestra mente y nuestro corazón “la verdad de todas las cosas” (véaseMoroni 10:5).

Alpinista lanza una cuerda por el costado de un acantilado

6. Pide con humildad y con el deseo de aceptar y actuar.

El Espíritu Santo te brindará una respuesta; lo importante de esto es qué harás después con ella. Si has sido inspirado a cambiar algo, hazlo. Si se te ha pedido que defiendas tus creencias, ¡hazlo!

7. Está dispuesto a esperar.

Algunas respuestas toman tiempo y mucho trabajo; sé paciente contigo mismo y confía en el tiempo del Señor.
“Su respuesta llegará, y sentirán el amor y la paz del Salvador. Puede que no llegue tan rápido ni en la forma en que la deseen recibir, pero la respuesta llegará. ¡No se rindan! ¡Nunca se den por vencidos!” (James B. Martino, “Acudan a Él y las respuestas llegarán”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 59).

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¿Algunas de estas sugerencias te han ayudado a fortalecer tu fe?
 
Fuente: “Siete cosas que debes hacer cuando se pone a prueba tu fe” por Sam Lund (lds.org)

[avatar] por Abish Estrada

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