Todos los días enfrentamos distintos problemas de diferente magnitud, algunos no son tan graves pero otros suelen ser grandes baches en nuestra vida y nuestro progreso. Es verdad que llega un momento de desesperación en nuestra vida, un momento donde nuestra fe se ve en peligro al igual que nuestras ganas de seguir adelante, es normal que pasemos por esa etapa de desesperación.
Debemos recordar que nadie nace con una fortaleza ya establecida, la fortaleza es algo que se va construyendo poco a poco, se va moldeando y va creciendo. La fortaleza espiritual será pieza clave para ayudarnos a vencer todas las dificultades que enfrentemos, es por eso que debemos trabajar día a día en ella, pues será parte de nuestra armadura que utilizaremos al enfrentarnos al mundo.
un ejemplo de fortaleza es cuando el profeta José Smith estaba encarcelado junto con sus compañeros en Liberty, Misuri; mientras el profeta padecía en la cárcel, pidió en humilde oración que los santos pudieran tener alivio de su actual sufrimiento a lo que el señor contesto:
“Hijo mío, paz a tu alma: tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento;
“y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará” (DyC 121 7-8)
Cuando nos enfrentamos a la adversidad y deseamos emular los atributos de Jesucristo, es esencial estar preparados espiritualmente. Estarlo significa que hemos desarrollado resistencia o fortaleza espiritual; estaremos en buena forma espiritualmente; estaremos en tan buena forma, que elegiremos lo correcto de forma consistente; seremos inamovibles en nuestro deseo y habilidad para vivir el Evangelio. Como dijo una vez un autor anónimo: “Debes llegar a ser la piedra que el río no puede arrastrar”. (Élder Richard J. Maynes)
Vivimos en un mundo que puede hacer que olvidemos quienes somos en verdad.
Nosotros somos hijos de un padre celestial amoroso, el saber eso permitirá que nuestra fe florezca, lo que nos ayudará arrepentirnos y a perseverar.
No nos cansemos de sentir el amor del padre celestial, de buscar las bendiciones y promesas que él tiene reservadas para nosotros, no dejemos de maravillarnos del evangelio.
Él jamás nos dejara solos en ninguna aflicción el himno 55 “dios da valor” en una pequeña estrofa nos dice:
“como príncipes reales soportemos bien los males, dios da valor”
El mantener una fortaleza espiritual implica pasar por dificultades, pasar por tentaciones y desafíos, pero eso no quiere decir que no podamos obtener una. El leer las escrituras, ayunar y el mantener una comunicación sólida con nuestro padre celestial nos ayudará a conseguir una fortaleza que será inmutable en los tiempos de dificultad.
Se sin ninguna duda que tenemos un padre celestial amoroso que espera por nosotros, sé que las adversidades nos darán fuerza y tendrán un propósito eterno. Amen
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