Todos los santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas… recibirán salud en el ombligo y médula en los huesos; y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento. Doctrina y Convenios 89:18–19
Tu cuerpo es un templo, un don de Dios; serás bendecido si cuidas de él. Elige obedecer la Palabra de Sabiduría (véase D. y C. 89). Cuando obedeces esa ley, permaneces libre de adicciones nocivas y tienes control de tu vida; obtienes las bendiciones de un cuerpo saludable, una mente alerta y la guía del Espíritu Santo y estarás preparado para servir al Señor. Nunca permitas que Satanás ni otras personas te engañen haciéndote pensar que el quebrantar la Palabra de Sabiduría te hará más feliz, más popular o más atractivo(a).
Para cuidar de tu cuerpo, come alimentos nutritivos, haz ejercicio con regularidad y duerme el tiempo suficiente. Ten moderación y equilibrio en todos los aspectos de tu salud física; además, evita los extremos en la dieta que pudieran llevarte a sufrir trastornos de alimentación. No dañes intencionalmente tu cuerpo. Evita las actividades peligrosas que pongan tu cuerpo en un riesgo de sufrir una lesión grave.
No bebas café ni té. Nunca uses productos que contengan tabaco ni ninguna forma de bebida alcohólica; éstos crean adicción y son dañinos para tu cuerpo y tu espíritu. El estar bajo la influencia del alcohol debilita tu sentido común y tu autodominio. Beber bebidas alcohólicas puede también llevar al alcoholismo, lo cual destruye a las personas y a las familias.
Evita cualquier bebida , droga, sustancia química o práctica peligrosa que se utilice con el fin de provocar una sensación o estado de euforia que puedan dañar tu cuerpo o tu mente. Algunos ejemplos son la marihuana, las drogas duras, el abuso de los medicamentos que se pueden comprar con receta o sin ella, y las sustancias químicas domésticas. El uso de esas sustancias puede llevarte a la adicción y destruir tu mente y tu cuerpo.
Las adicciones dañan tu bienestar físico, mental, emocional y espiritual; deterioran las relaciones con la familia y los amigos, disminuyen tus sentimientos de autoestima y limitan tu capacidad para tomar decisiones por ti mismo(a). Si estás luchando contra cualquier tipo de adicción, busca hoy mismo la ayuda de tu familia, tu obispo y un especialista de ser necesario.
Tu salud emocional es también importante y puede afectar tu bienestar espiritual y físico. La decepción y la tristeza ocasionales son parte de esta vida mortal. Sin embargo, si tienes sentimientos de tristeza, desesperación, ansiedad o depresión prolongados, habla con tus padres y con tu obispo, y busca ayuda.
En todos los aspectos de tu vida, busca soluciones saludables a los problemas. Haz todo lo que puedas para proteger tu salud física y emocional, de tal modo que puedas cumplir tu potencial divino como hijo o hija de Dios.
La buena salud es una parte importante de ser autosuficientes. El proteger nuestra salud nos permitirá alcanzar nuestro potencial divino y servir a los demás con más eficacia. La forma en que tratamos nuestro cuerpo afecta a nuestra salud espiritual y a nuestra capacidad para recibir la guía del Espíritu Santo.
Véase también
Un nuevo año: La salud física
El Señor nos ha mandado cuidar de nuestro cuerpo, lo cual implica comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio con regularidad y dormir lo suficiente. En este video, jóvenes de todo el mundo conversan acerca de cómo mantenerse saludable y el obedecer la Palabra de Sabiduría.
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