La mayoría de los cristianos, sin reservas, dirían “¡NO!” dando algunas razones:
Gálatas 1:9 “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”
Apocalipsis 22:18,19 “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”
¿Quiere decir esto que Dios no añadirá nada a la Biblia? ¿Es esto realmente lo que dice el verso? Consideremos:
1. ¿Dice el verso que no puede añadir Dios o no puede añadir el hombre? Si el hombre no debe, entonces ¿por qué no podría Dios, añadir a sus propias palabras, por revelación, para edificar a Su pueblo?
2. Aproximadamente en el año 100 de nuestra era, la Biblia no era un “libro” como el que tenemos ahora. Fue canonizada unos siglos después. En Apocalipsis 1:3,11 encontramos:
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía y guardan las cosas en ella escritas… Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias…” Juan fue mandado a escribir un libro (Apocalipsis) de las cosas que vio.
El libro de Apocalipsis es el libro al que se refiere en Apocalipsis 22:18,19.
3. No es definitivo que el libro de Apocalipsis haya sido el último libro escrito en el primer siglo.
4. ¿Qué pensarías si encontráramos en la Biblia que Dios ya nos había dado antes el mismo mandamiento de “no añadir” a Su palabra en nuestras Escrituras?
Consideremos las siguientes escrituras:
Deuteronomio 4:2 “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.
Deuteronomio 12:32 “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.
Proverbios 30:6 “No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.”
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Si los versos anteriores significan que Dios no hablaría más después de dar el mandamiento de “no añadir a su palabra,” entonces los otros mandamientos y escritos que Dios dio después de Deuteronomio 4:2 no serían Escritura. Por eso, Deuteronomio 12:32, Proverbios 30:6 y Apocalipsis 22:18,19 ¡no son Escritura! (De acuerdo con esta lógica).
Pero esto no es así, El Señor se refería a que el hombre no cambiara, quitara, ni añadiera a lo que Él dijo. No es que Él no pueda hablar más. Por lo tanto las palabras “no añadir” en todos los pasajes antes citados significan lo mismo: no escribir ni añadir lo que pensamos nosotros.
Siempre que Dios habló a Sus profetas, dijo que esas palabras sean escritas.
Por ejemplo, consideremos al profeta Jeremías (Jeremías 36:1,2,4,23,27,28,32):
“…vino esta palabra de Jehová a Jeremías diciendo: Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel […] y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro todas las palabras que Jehová le había hablado […] Jehudí […] lo echó en el fuego […] hasta que todo el rollo se consumió […] Y vino la palabra de Jehová a Jeremías […] diciendo: ‘Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo […]’ Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc […] y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.”
¿Debemos llamar a Jeremías “profeta falso” por añadir palabras a lo que ya se le había dado, o “anatema maldito” por predicar un “evangelio diferente”? ¡De ninguna manera! Jeremías solamente dijo lo que Dios dijo, pues Dios habló más palabras la segunda vez, las cuales fueron como las primeras. La revelación adicional tiene que concordar con lo dado antes, pero no tienen que ser necesariamente las mismas palabras.
Los siguientes versículos muestran que la revelación no debería limitarse:
Isaías 28:13 “La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá…”
Mateo 4:4 “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” 1 Tesalonicenses 5:20,21 “No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno.”
Apocalipsis 19:10 “…porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.”
Amós 3:7 “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” Apocalipsis 10:11–11:6 dice que habrá profetas en el futuro que profetizarán en el nombre de Dios. (Vea también Joel 2:23-31; Efesios 4:11-13).
Isaías 8:20 “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.” Isaías 5:20 “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!”
Concluyamos:
1. No desprecien el profetizar; el Señor desea dar precepto sobre precepto.
2. El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.
3. No llames malo lo que es bueno solo porque otros lo dicen.
4. Pruebe esto por usted mismo y sostenga lo que es bueno.
El apóstol Pablo escribió a Timoteo:
“…y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús (2 Timoteo 3:15).”
¿Cuáles fueron esas Escrituras que usó Timoteo desde que era un niño? ¡El Antiguo Testamento! (Aún no tenían el Nuevo Testamento) ¡Pablo dijo que ellos tenían suficiente para la salvación! ¿Estaba Pablo diciendo que no necesitaban agregar otra Escritura? ¿Significaba que sus cartas no eran “Escrituras”? Nosotros creemos que sí son Escrituras, porque discernimos que fueron autorizadas por el Espíritu de Dios.
Si el Dios de los cielos deseara revelarse a su gente hoy en día por el Espíritu, como lo hizo durante 4 mil años y tiene esas palabras escritas para nuestra edificación como lo hizo el apóstol Pablo, no deberíamos oponernos a Él. Él no cambia (Malaquías 3:6; Hebreos 13:8). Él usó ángeles para ministrar a Jacob, Abraham, Lot, Isaías, Daniel, José y María, los pastores, Jesús, Pedro, Cornelio y Juan. Así, puesto que Dios no cambia, y Él constantemente ha usado ángeles a través de todas las Escrituras, ¡Él no parará! Después de la venida de Cristo, los ángeles continuaron ministrando. Aún el libro de Apocalipsis fue revelado al apóstol Juan por un ángel (Apocalipsis 1:1). Hebreos 13:2 indica que los ángeles continuarían apareciéndose a la gente. El arrepentimiento y la fe todavía son traídos por el ministerio de los ángeles desde el cielo. Hebreos 1:14 nos dice que los ángeles son “todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación.” Por lo tanto, como todavía hay herederos de la salvación, ¡los ángeles deben estar ministrando a la gente hoy en día! Por eso una restauración de la verdad con seguridad incluiría el ministerio de los ángeles. “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra” (Apocalipsis 14:6). ¡Esta restauración fue hablada por los antiguos profetas de Dios, escrita en la Biblia y hoy en día predicada!
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