No crean que me pondré a hablar de la Sión mostrada en la película Matrix, de hecho, esta entrada esta basada principalmente en parte del discurso “¿Que es la verdad?” del presidente Dieter F. Uchtdorf, mismo que dejare al final. Cito un poco de manera textual:

A los Santos de los Últimos Días no se les pide que acepten a ciegas todo lo que oyen; se nos alienta a pensar y a descubrir la verdad por nosotros mismos; se espera que meditemos, que busquemos, que evaluemos, que mediante ello, lleguemos a un conocimiento personal de la verdad.

Antes de mencionar esto, el presidente Uchtdorf utilizó parte de un discurso de Brigham Young diciendo:

Me preocupa que esta gente confié tanto en sus líderes y que no trate de preguntar a Dios por si misma si tales líderes están siendo dirigidos por él. Temo que se conformen con vivir en un estado de ciega certidumbre. Todo hombre y toda mujer debe saber, mediante la inspiración que el espíritu de Dios les conceda, si sus líderes están andando por el camino que el señor les señala.

Con lo anterior no busco desacreditar a nuestros líderes, pues yo mismo soy uno de ellos, pero no dejo de ser humano y obviamente cometo muchos errores, simplemente hago la invitación para meditar lo que se nos pide y que cuando estemos inconformes con lo que se nos indica, lo hablemos de frente y no cuchicheando detrás de nadie. Tampoco digo que debamos estar conjeturando el porque se tomaron ciertas decisiones, pero si podemos preguntar a través de la oración y aunque no entendamos, el espíritu nos dictará si es correcto el camino indicado por ellos, eso si, debemos estar bien dispuestos a aceptar que las cosas no siempre serán como esperamos.

Dejando un poco de lado el discurso, pero siguiendo la misma temática nos vamos a DyC 134:5 que dice:

Creemos que todos los hombres están obligados a sostener y apoyar a los gobiernos respectivos de los países donde residan, en tanto que las leyes de dignos gobiernos los protejan en sus derechos inherentes e inalienables; que no convienen la sedición ni la rebelión a ningún ciudadano así protegido y deben ser castigados como corresponde; y que todo gobierno tiene el derecho de establecer leyes que a su propio juicio estime que son las que mejor garanticen los intereses públicos. Al mismo tiempo, sin embargo, conservando sagrada la libertad de conciencia.

Este versículo nos amplia el panorama del Articulo de Fe # 12, mismo que nos da a entender que debemos; simplemente, seguir la ley del lugar donde radicamos, sin embargo, al analizar más detenidamente nos encontramos con diversos puntos que se resumen con lo siguiente: “No conviene la sedición ni la rebelión a ningún ciudadano”, siempre y cuando “las leyes … los protejan en sus derechos inherentes e inalienables” y les permita conservar “sagrada la libertad de conciencia”. Haré un paréntesis para dar la definición de conciencia según la GEE:

El sentido interior del bien y el mal, que proviene de la luz de Cristo que se da a todo ser humano (Moroni 7:16). Nacemos con la facultad natural de distinguir el bien y el mal debido a la luz de Cristo que se da a toda persona (DyC 84:46) a la cual llamamos conciencia. El poseerla nos hace seres responsables. Como otras facultades, nuestra conciencia puede adormecerse con el pecado o el mal uso que hagamos de ella.

En base a este concepto y lo expuesto hasta el momento queda justificado que hace poco participáramos en la Marcha por la Familia, lo que me lleva a mencionar a Juan Manuel Dabdoub como una persona virtuosa y de buena reputación dentro de este movimiento y para darle mejor peso a mi argumento escribiré un extracto del Artículo de Fe # 13:

Si hay algo virtuoso o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos.

Con esto, nos debería quedar mas claro que los SUD no somos los únicos que tienen la verdad y a veces las respuestas vendrán de no miembros y si no me creen, citare de nuevo parte del discurso del presidente Uchtdorf donde hizo mención a un segmento del Artículo de Fe # 9:

Si, tenemos la plenitud del evangelio sempiterno, pero eso no significa que sabemos todo. De hecho, un principio del Evangelio restaurado es nuestra creencia de que Dios “Aún revelara muchos grandes e importantes asuntos”

Con todo lo expuesto anteriormente no debería ser difícil saber que instrucciones seguir y cuales no, empero, debemos recordar que a pesar de la restauración del evangelio, los Santos no hemos logrado lo que se nos ha mandado, vayamos a DyC 105:3-4

Pero he aquí, no han aprendido a ser obedientes en las cosas que requerí de sus manos, sino que están llenos de toda clase de iniquidad, y no dan de sus bienes a los pobres ni a los afligidos entre ellos, como corresponde a los santos; ni están unidos conforme a la unión que requiere la ley del reino celestial.

Al parecer no estamos haciendo las cosas del todo bien y es por ello que hablaré del lugar que le da nombre a esta entrada. Sión fue una ciudad donde radicaba y predicaba Enoc, esta ciudad fue arrebatada de la tierra por 3 razones que podemos encontrar al leer Moisés 7:18:

Y el señor llamó SIÓN a su pueblo, porque eran uno en corazón y voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos.

Para poder volver a fundar Sión, debemos hacer lo posible por ver cumplir la visión de los lamanitas, de la cual dejaré aquí un fragmento:

Ahora mi sueño y mi visión para con los lamanitas en general e individualmente es precisamente esto. Al contemplar el futuro veo al pueblo lamanita de las islas y de las Américas elevarse a su gran destino. Veo grandes números de los lamanitas y nefitas en hermosos y cómodos hogares con todas las comodidades que la ciencia puede ofrecer. Veo a estos hijos de Lehí con sus hatos y rebaños en mil colinas. Y en lugar de estar trabajando para otros, los veo dueños de huertas y haciendas, ocupando a otros. En lugar de ser criados, los veo como amos, dueños de instituciones mercantiles y bancos, y garajes, y estaciones gasolineras. Veo al pueblo de Lehi como constructores e ingenieros, construyendo grandes puentes y grandes edificios. Me parece verlos en el futuro como una gran potencia en las instituciones políticas, donde se hallaran en oficinas administrativas y como cabezas de gobiernos, y estados, y distritos, y ciudades. Me parece que los puedo ver en posiciones legislativas, donde, como legisladores y buenos santos de los últimos días, formularán leyes buenas para el pueblo.
Me parece ver dentistas y doctores entre vuestro pueblo, con sus propias clínicas y hospitales. Veo enfermeras entre vuestras jóvenes. Veo grandes números de abogados entre vuestros propios hijos, los cuales se han preparado y llegado a posiciones donde puedan ajustar los problemas del mundo. Los veo como de industrias y fábricas, produciendo automóviles y maquinaria, y enlatando frutas y verduras, y haciendo muchas otras cosas. Veo a vuestros jóvenes preparándose para llegar a ser administradores de las escuelas y universidades del país, y ocupar muchas otras posiciones en el magisterio de esas escuelas. Veo a los jóvenes y señoritas mexicanos llegar a ser grandes conferencias y dueños de periódicos para influir en los pensamientos del mundo.
Veo grandes artistas, escultores y músicos, quienes conmoverán al mundo. Veo científicos y estudiantes que entraran en los laboratorios y descubrirán muchas de las nuevas verdades y misterios del reino de Dios; y hombres y mujeres que escribirán libros y serán considerados como autoridades en sus temas respectivos. En la gran mañana de los lamanitas veo a la juventud en la industria cinematográfica, escribiendo y produciendo grandes dramas basados en la historia del Libro de Mormón y de los lamanitas durante los últimos mil años. Veo a vuestros hijos e hijas escribiendo libros, grandes libros, que desarrollaran la fe y el carácter en las vidas de la gente. Os veo en vuestras representaciones y ceremonias, escritas con tanta perfección y presentadas con tanta elegancia que conmoverán a grandes números de personas. Os veo enviando a casi todo hijo que nace de padres lamanitas al campo misionero, sosteniéndose él a sí mismo y con la ayuda de sus padres.
Veo a los lamanitas entrar en esta Iglesia en grandes números, y en lugar de venir en grupos pequeños de diez o cien, serán miles. Los veo organizados en barrios y estacas compuestos de gente lamanita. Los veo llenar los templos y oficiar en ellos.
Para finalizar, les dejo el vídeo del discurso mencionado al inicio.
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[avatar] por Ivan Zermeño

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